Para aquellos con alma de escritor

sábado, 22 de octubre de 2011

Me recuesto en mi cama...
Donde tantas veces dormimos abrazados...
Siento que casi puedo tocarte
Tu aliento en mi cuello, nuestros cuerpos entrelazados...

El sol se apaga
La Luna se queda sola
Entonan lánguidos lamentos
Los campos de amapolas

Caen mis párpados al compás
en que mi corazón se resquiebra 
Puedo ver tus ojos negros
Contemplando la sombría niebla

Soledad infinita...
Márchate, y déjame reposar en este Invierno
El hielo cubre mis pestañas
Mientras el dolor se hace eterno

No estás aquí, sin embargo
Todas son lúgubres pesadillas
Cuán reales se tornan día tras día
Estoy perdida en el tiempo de este silencio amargo.

Gritaría tu nombre mil veces a la tempestad
Y aun así nadie me oiría..
Has decidido no regresar
Pero te esperaré mientras muero en esta tierra baldía

El gélido sabor que deja tu ausencia
Es algo que no puedo olvidar
Persiste en quedarse conmigo, como tu presencia
Mas es lo último que puedo amar.

Solo me queda susurrarle al viento
Que cuando te encuentre te diga esto:

Siempre estaré en tu corazón,
cuando me quieras encontrar, 
Escucha aquella canción,
Lee aquel viejo poema,
Yo ya no estoy viva... 
Pero no dejo de estar cerca
Porque tú eres el único a quien amo,
Y aunque me hayas dejado en el pasado
Mi corazón sigue siendo tuyo
Y reposará en el féretro de tu memoria
Enterrado junto a las rosas negras
Que sangran, pero no se marchitan.
Pues el viento se las lleva.







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